Sentir lo invisible y ser capaz de crearlo, eso es arte.
Hans Hofmann
Bien es cierto que, en apariencia, todo lo que moviliza nuestra imaginación resulta ser grande, mayúsculo, inmensurable e, incluso, extraordinario. Sin embargo, el verdadero reconocimiento de nuestro ser se logra a través del contacto con las pequeñas cosas, el detalle, lo fútil, y por supuesto, lo efímero. Es necesaria una sensibilidad atenta para percibir lo pequeño, lo inaprensible, sintetizarlo y convertirlo en materia, en historia. Esta delicada atención y capacidad creativa la encontramos en el trabajo de Laura Moret.
Amante de las diferentes técnicas artísticas, Laura Moret Escrig, ha encontrado en la escultura el espacio para desarrollar todo su genio expresivo. Sus piezas son fiel reflejo de su mundo interior, permitiéndole mostrarse tal y como es, con sus miedos, frustraciones y pasiones, construyendo historias magnéticas que nos atrapan desde el primer instante. Un trabajo intuitivo que combina la versatilidad técnica – talla, ensamblaje y modelado- con un conocimiento efectivo de los materiales –hierro, alabastro, piedra, resinas, etc.-, dando como resultado composiciones de gran expresividad.
Sus obras desvelan un conocimiento del espacio y el volumen que no hace más que confirmar que nos encontramos ante el trabajo de una artista que ha evolucionado desde el instinto experimental hasta la concreción de un estilo propio. El juego de dualidades en concepto y materia –véase en su bella pieza Sutileza-, la clara intersección entre mensaje y resolución compositiva – en la didáctica Unión- y el hermoso minimalismo estructural de In & Out, nos permiten disfrutar de una muestra atenta y sensible, que convierte lo invisible en belleza, en definitiva: arte.
Izaskun Monfort Aurteneche
Comisaria y crítica de arte independiente.
Diciembre 2020.